sábado, 9 de junio de 2012

9 de junio: Llena la iglesia mamaita

Querida mamá: Ayer la Iglesia estaba hasta los topes. No entraba nadie más...qué sensación de amor por todos lados. Cuántas cosas bonitas me volvieron a decir de ti. Voy a escribirte la carta que te leí después de la Misa y esa será mi carta del día de hoy. Te quiero guapa. Querida mamá; Ya hace dos semanas que te has marchado, pero para muchos ha sido una eternidad. Cada minuto del día tu ausencia es mayor y sobrevivir al día a día se nos hace difícil. Pero queremos que sepas mami que afrontamos el dolor como lo hizo María de ver a su hijo morir en la cruz. Es la única manera que tenemos de poder sobrellevar este dolor tan intenso y profundo que sentimos de no tenerte. Has sido un ejemplo de vida para todo el que te rodeaba. Gran esposa, madre, abuela, suegra, hermana, tía...amiga. En dos semanas nos han contado cosas tan bellas de ti que no podemos dejar de sentir mucho orgullo que además nos gustaría gritar a los cuatro vientos. ¡Cuántas cosas bonitas has hecho en vida mamá! ¡Cuánta gente llorando tu ausencia! ¡Cuánta gente rezándote! Queremos que sepas que no cambiaremos tus bonitas costumbres inculcadas; seguiremos con las comidas familiares los domingos, tus nietos vendrán a comer entre semana a la salida del colegio, Los Reyes Magos seguirán viniendo para todos en la casa de la abuela, tus nietos vendrán en verano a la casa y organizaremos todos y cada uno de los planes que tú organizabas...tivoli, aquapark, cines, helados...seguirás presente en nuestras vidas cada momento, cada día...porque tu huella es imborrable mamá. Tus nietos saben que tienen un ángel en el cielo que es la abuela Nena y aunque inocentemente te buscan con sus miradas entre las nubes, te sienten porque sigues viva en todos y cada uno de nosotros. Aunque egoistamente nos hubiese gustado tenerte cien años más, aunque nos duela más que a nada no poder tocarte...mamaita ha llegado tu hora de disfrutar. De no tener dolores, de caminar sin muletas, de no más visitas al médico, no más pinchazos, de volver a sentir tus dedos, tus manos, de no más quimio, se acabó la calor y de poder comer lo que te de la gana sin tener que medirte el azúcar tres veces al día y pincharte la insulina. Ha llegado la hora de estar sentada junto a Dios, de mirarnos y ver a tus nietos crecer. De ver como evolucionamos siguiendo tus pasos y los de papá, pero además, ahora podrás avisarnos y hablar con Dios si ves que algo puede irnos mal. Nosotros intentaremos cuidar de papá tan bien como lo has hecho tú. Procuraremos ayudarle a que se le alivie su dolor y continúe dirigiéndonos a todos como hasta ahora. Guíanos como siempre lo has hecho y disfruta de tu más que merecida eternidad porque has dado tu vida por y para los tuyos y ya te toca descansar. Te queremos, te quieren, TE ADORO. Gracias mamá

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