Querida mamá:
Hoy hace seis meses que te marchaste. El tiempo pasa muy
rápido, me parece mentira que lleve tanto tiempo sin verte. Por un lado me
parece bien que pase rápido, aunque te aseguro que han sido los seis peores
meses e mi vida…y tú mejor que nadie sabes todo lo que he vivido. El dolor es
tan intenso, tan agudo, tan fuerte tan constante dentro de mi que no puedo
dejar de pensar en ti ni un solo momento. Nunca pensé que esto pudiese ser así,
nunca pensé que pudiera ser que haga lo que haga estés presente en mí. Si veo
una película imagino si te gustaría o no, si discuto con alguien, pienso en lo
que me dirías por ello… si voy a trabajar, imagino dándote mi beso diciéndome “venga
hija que parece que vas a salvar el mundo”. Una frase que todos los días digo
en voz alta al salir de la casa porque tú me lo decías cada vez que empezaba a
dar las clases con los niños. Me veías siempre haciendo esquemas, resúmenes,
trabajos y me decía…”ala hija, que vas a salvar el mundo” y yo me reía.
Hoy no está papá aquí, pero Inés viene de Madrid para
conocer a Javier y vamos a comer en casa. Pucherito en tu honor guapa.
Aprovecho para que los niños coman algo más sano, porque la paella a fin de
cuenta es arroz y de eso comen mucho más en sus casas. Luego tenemos intención
de ir al columbario. El Málaga juega en casa, pero hoy no estoy de ánimos para
ver el partido.
Por cierto mamita, Pili tiene el alta. Ya está en casa. Ayer
me fui muy feliz a casa porque la vi como ella era…siempre sonriendo. Pues así
estaba la tia. Yo con cara de amargada que no tengo nada, y ella venga soltar
risas…me hizo pensar mucho. No te olvides guapa de ella. Sigue dándole toda la
fortaleza que puedas para llevar de la mejor manera posible todo esto. Tú mejor
que nadie, sabes lo que es. Te quiero guapa, no me olvides…ni a Pili.
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