sábado, 24 de mayo de 2014

25 de mayo: Gracias por estos 35 años de vida...


Querida mamá:

Hoy hace 35 años que me trajiste al mundo y no tengo palabras de agradecimiento. Hoy será la última carta que te escriba pública. La decisión está tomada desde hace unos días. Pero no dejaré de escribirte y lo sabes. Seguiré haciéndolo cada día en mi diario porque mi mejor terapia ha sido poder compartir contigo todo lo vivido en estos dos años y quiero seguir haciéndolo.

Escribirte no fue algo que busqué, fue algo que me surgió. Una idea que “copié” de un blog. Me puse en contacto con la persona y me animó a hacerlo. Me dijo que era una manera de estar conectada contigo. Y así lo interpreté, así lo decidí. Cada noche que te he escrito te he imaginado en tu sillón, con tus piernas en alto, dándote el masaje en tu pierna mala con el aloe vera. Poniéndote los parches de morfina para el dolor y pinchándote tu insulina. Mismo ritual cada noche. Te imaginaba subida en el ascensor, apoyando tu cabeza sobre mi brazo mientras subíamos, preparando tu muleta por si había alguien tras la puerta… bajando las escaleras para llegar a tu cuarto. Te he escrito sintiendo el olor de tu piel, disfrutando del olor del perfume…imaginando tus consejos, tus caricias y tus besos antes de irnos a dormir.

Y  todas estas cosas han sido las que me han dado el valor para seguir adelante. Un valor que he reconfortado en estos 24 meses porque tengo claro, que hoy, hace 35 años atrás decidiste darme la vida y no lo hiciste para verme sufrir. Has luchado y peleado por mí con uñas y dientes. Has compartido mi sufrimiento tras mi operación, has llorado conmigo, me has apoyado y animado a seguir adelante a pesar de todas las razones que me hacían sentir mal. Has confiado ciegamente en mí y apostado por mi futuro. Y yo no puedo defraudarte mamá. No puedo dejar que se me escape la vida después de ser tan consciente de todo lo que tú has luchado por mí. Por eso, porque te lo debo… sigo adelante.

Solo me queda, una vez más, darte las gracias por decidir darme la vida. Gracias porque estoy viviendo una vida plena. Me siento orgullosa de la familia que tengo. Mis sobrinos me hacen sentirme la tía más afortunada del mundo y saber que siempre estarás conmigo me hace muy feliz.


Te quiero. No lo olvides. No descuides a Papá, JJ, Cuñado, Isa y Pili. Los 5 llevan mucho pasado… codazo al jefe y que no se despiste mamita. Merecen ser feliz. 

viernes, 23 de mayo de 2014

24 de mayo: Dos años sin ti pero contigo....




Querida mamá:

Hoy hace dos años que tu alma voló, dos años que te fuiste a un lugar donde no existe ni el tiempo ni el espacio, solo luz y paz. Un lugar en el que seguramente tendrás un sitio privilegiado, desde donde me sigues cuidando y protegiendo tal y como lo hacías aquí… porque sigues conmigo. 

Tengo mucho que aprender, pero sé que no debo llorar. Hoy es un día que quisiera vivirlo recordando solo tus mejores momentos. Un día para sonreír al recordar algunas de tus anécdotas. Hoy es un día para homenajearte y darte las gracias por tanto y tanto.

Gracias por decidir darme la vida. Gracias por tu amor incondicional a pesar de mis errores. Gracias por educarme en el amor. Gracias por aguantar mis noches en vela siendo un bebe. Gracias por limpiar con cariño mi culito cuando no existían pañales. Gracias por ayudarme a desprenderme del chupete. Gracias por protegerme de quienes se reían de mi sobrepeso, Gracias por cada disfraz diseñado con cariño, Gracias por tu complicidad, Gracias por permitirme jugar al fútbol aun suponiendo para ti un suplicio, Gracias por dejarme disfrutar del mejor baloncesto vivido en Málaga con Juampi, el de Ciudad Jardín, Gracias por peinar mi pelo con tanto cariño como lo hacías, Gracias por apoyarme en cada decisión tomada en mis estudios, Gracias por estar a los pies de mi cama en todas y cada una de las veces que he sido intervenida e ingresada, Gracias por tu paciencia, Gracias por tus consejos, Gracias por “empujarme” a escribir, Gracias por levantar mi autoestima en tiempos difíciles, Gracias por tus besos únicos, Gracias por tus abrazos, Gracias por tus caricias, Gracias por todos y cada uno de los cumpleaños que me celebraste, Gracias por hacer que el día de Primera Comunión fuese uno de los días más felices de mi vida, Gracias por hacer especial mi mayoría de edad, Gracias por tu discreción en mis temas más personales, Gracias por enseñarme a cocinar, Gracias por quererme, Gracias por amarme, Gracias por dejarme compartir tu enfermedad, Gracias por tu valentía, Gracias por tus lecciones de vida… Gracias por tu corazón, Gracias por tu humanidad, Gracias por tu saber estar, Gracias por tu protección, Gracias por permitir que el comienzo de mi película vital esté llena de escenas preciosas en las que te veo y me haces sentir la mujer más afortunada del mundo por haber formado parte de ti.

GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS.

Te quiero, no lo olvides. Acuérdate de papá, Isa, JJ, Cuñado y Pili. 

jueves, 22 de mayo de 2014

23 de mayo: Amor incondicional


Querida mamá:

Llevo un rato pensando cómo empezar a escribirte la carta. Porque estás tan pendiente de mi que hoy has hecho que entienda mucho mejor la vida a través de una maravillosa persona, que sin duda alguna, y por muy loco que suene, es un elegido.

Empezaba el día precisamente con un mensaje de él para vernos. El objetivo era pasar un rato y hablar e intercambiar opiniones. Nos íbamos a ver por la tarde. Tenía programada dos reuniones en la mañana y los virus de los niños continúan en acción, así que no van al cole pero aprovechan para estudiar y reforzar conmigo en la mañana que lógicamente es más tranquila.

Después de comer, ritual habitual. Subir y bajar niños a la asociación, llevarlos de una clase a otra y dejarlos en casa a aquellos que sus padres no pueden ir a por ellos.

Estos días estaban siendo especialmente difíciles, así que hoy no iba a ser menos. Acudía a mi “cita” cabizbaja, cansada de todos estos días donde estoy durmiendo una media de 4 horas como máximo y que además se une al “sin parar” de esta semana en la asociación. Pero con ganas, muchas ganas. Eso también tengo que reconocerlo.

Hemos empezado y poco a poco me iba escurriendo de la silla. Transparencia y verdades que me han abierto un poco más los ojos pero que no evita el tener una carga mayor sobre mis espaldas porque, la realidad, es que no sé coger el toro por los cuernos.  Su experiencia le avala en sus consejos que acepto con gratitud y cierto temor. Una conversación que me provoca cierta preocupación y que me hacía pensar que el día terminaría realmente mal.

Pero de pronto se produce un giro en la misma y entro en una dinámica de conexión y comprensión absoluta. Identificación personal, sello propio que me ha hecho pensar y reflexionar diferentes situaciones y actitudes de la vida. Es difícil explicarte con palabras lo que ha salido de un alma con residencia en su corazón y que ha llegado directo al mío.

Compartir con él esta charla ha sido muy especial mamita. No es que tenga las ideas clara mamita, es que vive con coherencia. Sabe para qué está aquí, tiene claro su labor y tiene un autocontrol excepcional que le ayuda a no dejarse vencer por la no realidad de lo que nos rodea. Tiene tanta fuerza interior que es capaz de diferenciar el sentimiento de deseo con el amor incondicional, algo que habitualmente se tiende a confundir.

Ha sido un final de día excepcional mamita. A mi llegada he compartido con papá lo vivido. He decidido volver desde donde habíamos quedado a casa andando para poder pensar y reflexionar sobre todo lo que le he escuchado.  Y he sentido como me fortalecía. Cómo él mismo me dice “qué más da lo que piensen los demás, vive tu vida”. Y cuánta verdad hay en la frase mamita.

Hay algo que me ha dicho a raíz de contarle lo vivido contigo en tu última semana de hospital. “Tu madre no querrías que recordaras la última semana” y estoy segura que es así mamá. Llevo desde el domingo recordando cada momento vivido contigo en la última semana de hospital. Y seguro, seguro que no es algo que tú querrías para mí. Él nunca ha llorado de pena por lo que le ha tocado vivir, sino de alegría, de agradecimiento.  Yo quizá no estoy preparada para ello aún, pero si me ha mostrado el camino.

Estoy segura que el final del día de hoy ha sido obra vuestra. Habéis alineado a todas las estrellas para que se uniesen y esa luz que tenemos compartida se encendiera con el fin de conseguir apaciguar mi intranquilidad, mis dudas y miedos.  

Sin titubeo alguno, su compañía, su experiencia, su realidad, su verdad, su magia, y su AMOR INCONDICIONAL me han empujado a tener una paz interior no propia en mi y menos en estas fechas. Ha logrado despertar mi yo. Un yo que ahora se hace mil preguntas y que poco a poco iré resolviendo mientras dirijo el guión de mi propia película.

Buenas noches mamita, te quiero. Voy a dejar descansar mi cuerpo para seguir dejando volar mi alma. Otro gran consejo de los que me ha regalado.


No te olvides de mí. Acuérdate de papá, Isa, JJ, Cuñado y Pili. Te quiero!

miércoles, 21 de mayo de 2014

22 de mayo: Madre Ausente...


Querida mamá:
Un día más…  Sigo en la sinergia con la tristeza que me embarga estos días. Una tristeza generalizada en la familia. Sin duda alguna esa tristeza a la vez me consuela porque me hace pensar que la vida nos regaló a la mejor madre que nos podía dar y si lloramos tu ausencia es porque realmente lo hiciste muy bien.
Con los recuerdos a flor de piel sigo derramando lágrimas fáciles, al recordar momentos puntuales de tus últimos días conmigo en el hospital. Precisamente hoy, que permanecías medio sedada despertaste del coma inducido para mirar a tu nieta Inés y decirle “Te quiero”. La decisión de dejarla venir de Madrid fue dura y discutida. Algunos pensaban que era muy pequeña para verte partir, pero yo tenía muy claro que debía estar. Solo dos días antes había hablado conmigo y llorado desconsoladamente diciéndome que no soportaría no despedirse de ti. Se lo rogué a su madre  y apoyada por otros hermanos la metió Lourdes, nuestra amiga de Madrid en un avión que la trajo a Málaga.
Todo parecía indicar que no volverías a despertar, pero un milagro, como otros muchos que hubo en aquellos días, hizo que abrieras los ojos, levantaste la cabeza y mirándola finalmente le dijiste que la querías. Inesita escuchó lo que tenía que escuchar. Tuvo la mejor despedida que podía tener una nieta de 12 años que adoraba a su abuela. Una nieta muy especial y que a día de hoy lo sigue siendo con su abuelo. Supiste hacerlo mamita. No sé qué fuerza fue la que te llevó a luchar una vez más para complacer a tu nieta, que de no haber escuchado tu voz, seguramente habría estado enfada con la vida por mucho tiempo.
Los recuerdos de hoy no son fáciles de llevar. Después de Inesita tuviste unos minutos de lucidez. Le dijiste a papá que no te olvidara, le diste a Inés un regalo muy especial y cuando me miraste a mí, uniste tus dedos pidiéndome algo. Conchi que estaba allí intentaba descifrar tu mensaje, pero no pudiste decir más de lo que me dijiste. Te pedí que lo dejaras, que descansaras y rompiste a llorar de desesperación. Reposaste tu cabeza para volver a quedarte profundamente dormida.  Tan solo media hora después, la última vez que nos hablaste fue para dirigirte a mí y preguntarme “¿A qué hora murió el abuelo?” Inés que estaba conmigo en la habitación te dijo que llevaba muchos años muerto, pero yo grité para que papá entrara ya que estaba fuera. Entró, le repetí la pregunta y papá te respondió “Papá falleció a las 6:15 cariño”. Cerraste los ojos.
El 24 de mayo a las 6:15, misma hora que el abuelo,  dejaste de respirar. Sin duda alguna, te fuiste con María Auxiliadora y con él.

Madre Ausente

Como una hada dormida, estaba aquel día,
y una tarde trágica la tierra abandonó.
Yo no estaba preparada, no entendía.
Como flor marchita, su frente doblegó.

A su nueva morada se iba en un momento,
entre llanto y tristezas, llegó su despedida.
Le dimos un beso a su cuerpo sin aliento,
estaba muy quieta, parecía que dormía.

De noche los recuerdos pasaron por mi mente,
recordé en un momento casi toda mi vida.
Lágrimas y risas que pasé en su compañía,
sus consejos, dedicación y alegría.

Junto a ella, no olvidaré las horas vividas.
A mi lado sufrió cuando me vio vencida.
Daría lo que tengo por sentir sus manos en las mías.
Su vida fue mi vida, pero llegó su partida.

Hoy que no la tengo en este bendito día,
nada puedo hacer para devolverle la vida.
Sólo recordarla en alguna melodía,
y llorar cuando recuerdo su imagen, aquel día...


P:D: Ayer no fue el cumpleaños de tu nieto, es hoy. Son tantos guapa que al final me lío. Te quiero, lo sabes. No te olvides de mí. Como andáis con mucho trabajo, pide a mis ángeles especiales, Jaime y Luis, que cuiden de mí. Tú no te despiste con papá, Isa, JJ, Cuñado y Pili. 

martes, 20 de mayo de 2014

21 de mayo: Sin poder dejar de pensar en ti...


Querida mamá:

La cabeza me bombardea. Seguimos sumando horas en la semana…la intensidad sigue siendo máxima y gracias a Dios ya comienza el miércoles.

El día de hoy, salvo la hora y media que he ocupado en ir a Tv, intervenir y volver, te la resumo en estudio. Uno de mis alumnos no ha ido al cole porque se encontraba mal y mañana se examina de lengua, así que me lo he quedado en casa y desde las 9 de la mañana estoy estudiando lengua con él. Y digo estoy porque he tenido que explicarle todas y cada una de las preguntas. Ha sido agotador.
Para colmo he tenido un mal rato feillo con mis niñas en la academia. Lo que han hecho no tiene mayor importancia porque es propio de la edad. Era tan sencillo como pedir disculpas y reconocer que se habían equivocado. Pero no contenta con no reconocer lo que habían hecho, han sacado a relucir un carácter que no esperaba ni es propio de ellas. Me he sentido decepcionada por ello. Y el día no era el mejor.

Y la verdad es que no está siendo fácil. Estoy haciendo un esfuerzo muy grande por mantener la calma y soy muy consciente que estoy muy sensible.  Cada vez que hablo me aviso a mi misma que me lo tome con calma porque puedo equivocarme por cómo me siento. Pero ni por esas mamita.

No es fácil oír suspirar a papá doscientas mil veces en el día y eso que permanezco 5 horas en la asociación. Se me hace un nudo en el estómago cada vez que le siento llorar. Porque esta semana lo entiendo mejor que nunca. Precisamente hoy, hace tres horas pero dos años atrás fue la última vez que te ayude a ponerte de pie. Tuve que pedir ayuda a la enfermera porque sin apenas hablar me dijiste que no sentías las piernas. Había conseguido llevarte al baño perfectamente pero no conseguía ponerte en pie para llevarte a la cama. Llamaron al celador y tardó mucho en venir así que volví a intentarlo sola. Lo conseguí. Distes pasos muy lentos, tardamos mucho en llegar a la cama. Te sentaste y suspiraste. Me miraste con cara de dolor y me hiciste un gesto de negación con tu cabeza. Sabía lo que me estabas diciendo. No pude contener las lágrimas y lloré abrazada a ti. Me acariciaste y me pediste que te tumbase. Nunca más te levantaste de la cama. Tus últimas miradas y gestos se me repiten continuamente en mi cabeza y más estos días. Hace un rato mientras hablaba con papá miraba una foto de las últimas que te hice y que tenemos en el cuarto. Aun me parece mentira que no pueda volver a sentir tu piel. Hay días, como hoy, que daría lo que se me pidiesen a cambio de volverte a tocar. Por suerte tengo tu voz. Te grabé horas antes de que el cáncer la consumiera. Rezaste un ave María que compartí con los hermanos. Cada noche antes de irme a dormir lo rezo contigo. La gente no lo entiende, pero yo sí. Me das fuerzas mamita… me das las fuerzas que necesito para seguir adelante.

Termino la carta con lágrimas en mis ojos mamitas. Lágrimas que esta semana salen con mayor facilidad. Pero quiero que sepas que lloro de impotencia, de egoísmo porque te quiero tocar. Pero soy feliz de saber que has dejado de sufrir. Tengo la certeza de que estás en un lugar privilegiado en el cielo. Seguramente estarás rodeada de angelitos especiales como Jaime, Luis, el primo Carlos y con todos ellos nos cuidas con especial cariño. Lo realmente importante es que habrás dejado las muletas y por supuesto de sufrir con los malditos dolores que tenías todo el día. Por eso soy feliz.


Te quiero mucho mamita, más que nada en el mundo y lo sabes. No te olvides de papá, JJ, Cuñado, Isa y Pili. 

P.D: Hoy es el cumple de tu nieto Pepe. Cuida especialmente de él. 

lunes, 19 de mayo de 2014

20 de mayo: No te voy a defraudar!


Querida mamá:

Ya sabía yo que no sería fácil. Lo tenía claro. Es inevitable. Aunque te aseguro que estoy poniendo todo de mí parte. Acompaña mi mal estar con el estrés que supone tener a cien niños jugándose el curso en los últimos exámenes. Ellos también están cansados, están agobiados y deseando acabar. Tan solo hace 30 minutos que he terminado de dar clases. He tenido hasta las 12 a dos estudiando. Sé que te habrías enfadado mucho conmigo, pero también sé que me habrías entendido. No puedo dejarlo si veo que existe alguna opción.

Pero hoy se me ha torcido el día. Como dice Chari, mi estado anímico influye mucho y la pobre ha avisado a los niños que si me ven alterada que no me hicieran mucho caso. Por ese comentario, precisamente por ese he luchado toda la tarde por no expresar el malestar general. Los problemas me llueven por todos lados y a pesar de ello he procurado no dejarme llevar.

Otra vez me han llamado del cole. Expulsada una de mis alumnas por tercera vez en el curso y ahora por diez días. Además he vuelto a pillar a uno de mis mejores alumnos mintiéndome y no lo soporto. Soy tolerante a cualquier situación…pero que no me mientan. Y se lo he pedido por favor, gritándole, castigándole e incluso amenazándolo con echarlo. Y va y me miente… y yo que estoy con la lágrima tonta… pues lo suficiente.

Casi te estoy escribiendo con un ojo cerrado. A las 7 y media me entró un fuerte dolor de cabeza que no he conseguido quitarme. Ahora que se han marchado los niños lo siento más profundo y me llega al nervio del ojo. Sé que es cansancio y estrés por eso no le doy importancia…pero teniendo en cuenta que acaba de empezar la semana…

En fin guapa, hoy ha sido el cumple de tu nieta Anna. Ya son 12 años, te digo lo de siempre, me alegro mucho por ellos pero esto implica que los años pasan para todos por igual, incluida por mí. Este domingo lógicamente no celebraré nada…pero te doy las gracias mamita por haberme dado la oportunidad de vivir. 
No te voy a defraudar. Me diste la vida y voy a vivirla.


Te quiero mucho, lo sabes, no lo olvides. Acuérdate de papá, Isa, JJ, Cuñado y Pili. 

domingo, 18 de mayo de 2014

19 de mayo: Comunión de María semana difícil de sobrellevar...


Querida mamá:

De vuelta en casa. Hemos pasado un gran fin de semana… aunque esta vez ha sido inevitable dejar correr las lágrimas. Creo que todos teníamos presente que tu mayor deseo era llegar a ver a María hacer su Primera Comunión. Ansiabas ver ese día porque sufriste, como todos, la enfermedad de María al nacer y que gracias a Dios se superó a la perfección.

Aunque estuvimos desconsoladas en la ceremonia, por la emoción de verla tan sencilla, guapa y dulce…porque María se ha convertido en eso, en un dulce de niña… yo solo hacía consolarme pensando que estabas en primera fila. Y que aunque yo no te pudiese ver disfrutando del día de tu nieta, tú si estabas cumpliendo con  tu mayor deseo… pero mirara a donde mirara estaba alguien llorando. Hasta Adri se contagió sin poder evitarlo.

Después, en casa de Inés todo muy bien. María anoche nos decía que había sido el día más feliz de su vida. Escucharla decir eso mamita hace que te reconfortes y comprendas que realmente la vida está para vivirla siendo feliz.

Estos días en los que con total seguridad estaré muchísimo más sensible de lo normal…. Voy a tener que hacer  tripas de corazón para sacar lo mejor de mí. En escaso un mes se termina el curso. Precisamente tenía hoy a Emilio esperándome en la puerta de la casa, que he llegado a las 20.45 y se ha ido cerca de las 11 de la noche. Pero es que estamos de exámenes y nos jugamos todos mucho. Y la verdad es que cuando lo he visto al llegar me han dado ganas de decirle que se fuese, pero no por cansancio… que no era el caso, sino porque siento que mis ánimos están decaídos. Por eso me he dicho, “que se quede”. Me conozco y sé que la mejor manera que tengo de levantarme es actuando y no pensando. 

Esta semana no será fácil. Cada día me recordará a un momento del hospital dos años atrás. El 18 nos decía Miralles que te podrías ir para casa el lunes… lunes que nunca llegó. El 19 dejaste de hablar por completo. Te llevé al baño a las 10 de la noche, fue la última vez que te levanté de la cama. Ya no podías tirar de tu alma. Ni levantarte del baño. Lloré desconsolada porque sentí por primera vez que te perdía de verdad, que estabas mal. El 20 por la mañana me dijo Miralles que te quedaban días de vida. Que estabas mal, que no te curarías. Era la primera vez que me lo decía. Hasta ese día siempre había habido palabras de esperanzas. Pidió que fueran todos los hermanos para él hablar y explicar la realidad. Por la noche entraste en coma inducido. Sufrías, te ahogabas… no tenía sentido que sufrieras más. El 21 escuché por última vez tu voz. Te despediste de Inesita, de papá, de Inés madre… me miraste, juntaste los dedos… me dijiste algo que no supe entender, no te escuché bien y te dije "déjalo mamá no sufras más". Nunca sabré lo que me quisiste decir, el dolor te pudo y volviste a perder el conocimiento. El 22 llegó Pepe. Ya no volviste a hablar más. Pero estábamos todos contigo. Te cantamos, te hablamos, rezamos juntos. Algo me hacía sentir que te irías el día que yo nací. El 23 nada cambió. Los médicos se asombraban que siguieses viva y el 24 dejaste de respirar. María Auxiliadora te llevó al cielo directa. No lo vi, pero lo sentí. Me agarré a tus piernas porque no quería creer que era verdad. Me había acostumbrado, egoístamente, a verte respirar en la cama. Pensar que no habría más ratos como eso me volvió a desconsolar. El día de mi cumpleaños me despedí de tu cuerpo para siempre. Con tu vestido azul, tu pañuelo en la cabeza… recuerdo cada segundo del día como si fuese hoy mismo. Te fuiste físicamente para vivir eternamente dentro de mí. Te escucho, te siento, te quiero y respeto igual o más que antes… pero lamento no poder tener esa opción de abrazarte, de sentir tus besos en mi mejilla. Besos que jamás nadie ha vuelto a saber darme. Ni papá. Porque eran únicos, eran especiales. Eran tres seguidos, con una musicalidad propia de ti, de mi madre, la que me aconsejaba cada momento los pasos que tenía que dar.  

Esta semana será más dura que las demás. No podré evitar recordar cada momento compartido contigo en el hospital.


Te quiero mucho mamita, más que nada en el mundo. Lo sabes, no lo olvides. Acuérdate de papá, Isa, JJ, Cuñado y Pili.