Querida
mamá:
Un día
más… Sigo en la sinergia con la tristeza
que me embarga estos días. Una tristeza generalizada en la familia. Sin duda
alguna esa tristeza a la vez me consuela porque me hace pensar que la vida nos
regaló a la mejor madre que nos podía dar y si lloramos tu ausencia es porque
realmente lo hiciste muy bien.
Con los
recuerdos a flor de piel sigo derramando lágrimas fáciles, al recordar momentos
puntuales de tus últimos días conmigo en el hospital. Precisamente hoy, que
permanecías medio sedada despertaste del coma inducido para mirar a tu nieta
Inés y decirle “Te quiero”. La decisión de dejarla venir de Madrid fue dura y
discutida. Algunos pensaban que era muy pequeña para verte partir, pero yo
tenía muy claro que debía estar. Solo dos días antes había hablado conmigo y
llorado desconsoladamente diciéndome que no soportaría no despedirse de ti. Se
lo rogué a su madre y apoyada por otros
hermanos la metió Lourdes, nuestra amiga de Madrid en un avión que la trajo a
Málaga.
Todo
parecía indicar que no volverías a despertar, pero un milagro, como otros
muchos que hubo en aquellos días, hizo que abrieras los ojos, levantaste la
cabeza y mirándola finalmente le dijiste que la querías. Inesita escuchó lo que
tenía que escuchar. Tuvo la mejor despedida que podía tener una nieta de 12 años
que adoraba a su abuela. Una nieta muy especial y que a día de hoy lo sigue
siendo con su abuelo. Supiste hacerlo mamita. No sé qué fuerza fue la que te
llevó a luchar una vez más para complacer a tu nieta, que de no haber escuchado
tu voz, seguramente habría estado enfada con la vida por mucho tiempo.
Los
recuerdos de hoy no son fáciles de llevar. Después de Inesita tuviste unos
minutos de lucidez. Le dijiste a papá que no te olvidara, le diste a Inés un
regalo muy especial y cuando me miraste a mí, uniste tus dedos pidiéndome algo.
Conchi que estaba allí intentaba descifrar tu mensaje, pero no pudiste decir
más de lo que me dijiste. Te pedí que lo dejaras, que descansaras y rompiste a
llorar de desesperación. Reposaste tu cabeza para volver a quedarte
profundamente dormida. Tan solo media
hora después, la última vez que nos hablaste fue para dirigirte a mí y
preguntarme “¿A qué hora murió el abuelo?” Inés que estaba conmigo en la
habitación te dijo que llevaba muchos años muerto, pero yo grité para que papá
entrara ya que estaba fuera. Entró, le repetí la pregunta y papá te respondió “Papá
falleció a las 6:15 cariño”. Cerraste los ojos.
El 24 de
mayo a las 6:15, misma hora que el abuelo, dejaste de respirar. Sin duda alguna, te fuiste
con María Auxiliadora y con él.
Madre
Ausente
Como una hada dormida, estaba aquel día,
y una tarde trágica la tierra abandonó.
Yo no estaba preparada, no entendía.
Como flor marchita, su frente doblegó.
A su nueva morada se iba en un momento,
entre llanto y tristezas, llegó su despedida.
Le dimos un beso a su cuerpo sin aliento,
estaba muy quieta, parecía que dormía.
De noche los recuerdos pasaron por mi mente,
recordé en un momento casi toda mi vida.
Lágrimas y risas que pasé en su compañía,
sus consejos, dedicación y alegría.
Junto a ella, no olvidaré las horas vividas.
A mi lado sufrió cuando me vio vencida.
Daría lo que tengo por sentir sus manos en las mías.
Su vida fue mi vida, pero llegó su partida.
Hoy que no la tengo en este bendito día,
nada puedo hacer para devolverle la vida.
Sólo recordarla en alguna melodía,
y llorar cuando recuerdo su imagen, aquel día...
y una tarde trágica la tierra abandonó.
Yo no estaba preparada, no entendía.
Como flor marchita, su frente doblegó.
A su nueva morada se iba en un momento,
entre llanto y tristezas, llegó su despedida.
Le dimos un beso a su cuerpo sin aliento,
estaba muy quieta, parecía que dormía.
De noche los recuerdos pasaron por mi mente,
recordé en un momento casi toda mi vida.
Lágrimas y risas que pasé en su compañía,
sus consejos, dedicación y alegría.
Junto a ella, no olvidaré las horas vividas.
A mi lado sufrió cuando me vio vencida.
Daría lo que tengo por sentir sus manos en las mías.
Su vida fue mi vida, pero llegó su partida.
Hoy que no la tengo en este bendito día,
nada puedo hacer para devolverle la vida.
Sólo recordarla en alguna melodía,
y llorar cuando recuerdo su imagen, aquel día...
P:D: Ayer no fue el cumpleaños de tu nieto, es hoy. Son
tantos guapa que al final me lío. Te quiero, lo sabes. No te olvides de mí.
Como andáis con mucho trabajo, pide a mis ángeles especiales, Jaime y Luis, que
cuiden de mí. Tú no te despiste con papá, Isa, JJ, Cuñado y Pili.
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