Querida mamá:
De vuelta en casa. Hemos pasado un gran fin de semana…
aunque esta vez ha sido inevitable dejar correr las lágrimas. Creo que todos teníamos
presente que tu mayor deseo era llegar a ver a María hacer su Primera Comunión.
Ansiabas ver ese día porque sufriste, como todos, la enfermedad de María al nacer y que gracias a Dios se superó a la perfección.
Aunque estuvimos desconsoladas en la ceremonia, por la
emoción de verla tan sencilla, guapa y dulce…porque María se ha convertido en
eso, en un dulce de niña… yo solo hacía consolarme pensando que estabas en
primera fila. Y que aunque yo no te pudiese ver disfrutando del día de tu
nieta, tú si estabas cumpliendo con tu
mayor deseo… pero mirara a donde mirara estaba alguien llorando. Hasta Adri se
contagió sin poder evitarlo.
Después, en casa de Inés todo muy bien. María anoche nos
decía que había sido el día más feliz de su vida. Escucharla decir eso mamita
hace que te reconfortes y comprendas que realmente la vida está para vivirla
siendo feliz.
Estos días en los que con total seguridad estaré muchísimo
más sensible de lo normal…. Voy a tener que hacer tripas de corazón para sacar lo mejor de mí.
En escaso un mes se termina el curso. Precisamente tenía hoy a Emilio
esperándome en la puerta de la casa, que he llegado a las 20.45 y se ha ido
cerca de las 11 de la noche. Pero es que estamos de exámenes y nos jugamos
todos mucho. Y la verdad es que cuando lo he visto al llegar me han dado ganas
de decirle que se fuese, pero no por cansancio… que no era el caso, sino porque
siento que mis ánimos están decaídos. Por eso me he dicho, “que se quede”. Me
conozco y sé que la mejor manera que tengo de levantarme es actuando y no
pensando.
Esta semana no será fácil. Cada día me recordará a un momento del
hospital dos años atrás. El 18 nos decía Miralles que te podrías ir para casa el lunes… lunes
que nunca llegó. El 19 dejaste de hablar por completo. Te llevé al baño a las
10 de la noche, fue la última vez que te levanté de la cama. Ya no podías tirar
de tu alma. Ni levantarte del baño. Lloré desconsolada porque sentí por primera
vez que te perdía de verdad, que estabas mal. El 20 por la mañana me dijo
Miralles que te quedaban días de vida. Que estabas mal, que no te curarías. Era
la primera vez que me lo decía. Hasta ese día siempre había habido palabras de
esperanzas. Pidió que fueran todos los hermanos para él hablar y explicar la realidad. Por la noche entraste en coma inducido. Sufrías, te ahogabas… no
tenía sentido que sufrieras más. El 21 escuché por última vez tu voz. Te
despediste de Inesita, de papá, de Inés madre… me miraste, juntaste los dedos… me dijiste algo que no supe entender, no te escuché bien y te dije "déjalo mamá no sufras más". Nunca sabré lo que me quisiste decir, el dolor te pudo y volviste a perder el
conocimiento. El 22 llegó Pepe. Ya no volviste a hablar más. Pero estábamos
todos contigo. Te cantamos, te hablamos, rezamos juntos. Algo me hacía sentir
que te irías el día que yo nací. El 23 nada cambió. Los médicos se asombraban
que siguieses viva y el 24 dejaste de respirar. María Auxiliadora te llevó al
cielo directa. No lo vi, pero lo sentí. Me agarré a tus piernas porque no
quería creer que era verdad. Me había acostumbrado, egoístamente, a verte
respirar en la cama. Pensar que no habría más ratos como eso me volvió a
desconsolar. El día de mi cumpleaños me despedí de tu cuerpo para siempre. Con
tu vestido azul, tu pañuelo en la cabeza…
recuerdo cada segundo del día como si fuese hoy mismo. Te fuiste físicamente
para vivir eternamente dentro de mí. Te escucho, te siento, te quiero y respeto
igual o más que antes… pero lamento no poder tener esa opción de abrazarte, de
sentir tus besos en mi mejilla. Besos que jamás nadie ha vuelto a saber darme.
Ni papá. Porque eran únicos, eran especiales. Eran tres seguidos, con una musicalidad
propia de ti, de mi madre, la que me aconsejaba cada momento los pasos que tenía que dar.
Esta semana será más dura que las demás. No podré evitar
recordar cada momento compartido contigo en el hospital.
Te quiero mucho mamita, más que nada en el mundo. Lo sabes,
no lo olvides. Acuérdate de papá, Isa, JJ, Cuñado y Pili.
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