Querida mamá:
Hoy día familiar. Comemos como cada fin de semana todos
aquí. Ayer aproveché para hacer todo lo que te dije. Descansé, fui de compras
para el 6 de enero, cargué la nevera para el día de hoy y me acosté súper
pronto. Es la primera vez en muchos meses que me dormí el mismo día que
desperté. Siempre digo lo mismo. Como me acuesto pasada las doce de la noche,
(más cerca de las 3 casi siempre), eso quiere decir que nunca me acuesto el día
que despierto… pero ayer sí. Me desvelé en varias ocasiones, porque la tos no
se me pasa. Estoy pelín mejor con el tratamiento que me ha puesto Juampi, pero
había momentos en lo que no podía dejar de toser. Pero al menos he permanecido
en cama más horas de lo que es habitual para mí. Necesitaba hacerlo. Mañana
comienzan los mayores el cole y pronto estarán con los exámenes iniciales. Así
que las pilas habrá que ponérselas bien pronto. Si esta semana pasada he tenido
la tensión del comienzo de los pequeños, la que entra será doble tensión, los
pequeños que ya entran en rutina de estudio y deberes y los grandes que
empiezan a coger el ritmo de lo que será su curso.
Seguramente tendré que empezar pronto con las tutorías. Con
tantos, este año tendré que poner más de una en el mismo día, sino no me va a
dar tiempo. Tengo ganas de saber quiénes serán los tutores para ver si tienen
afinidad conmigo o no y saber si me ayudarán con sus niños o no. Hay uno del
colegio en el que trabaja Conchi, de secundaria que no puede verme. Y yo he
empezado a pensar que todo lo que le ocurre es que es un inhumano. Como él no
cree en el cambio de los niños, como los tacha de “inútiles” de “fracaso” “de pérdida
de tiempo” le da rabia que yo haga que algunos de ellos salgan de esa etiqueta.
Entonces en vez de ayudarme, me dificulta mi trabajo. Pero lo que él no sabe es
que a mí no me hace falta su ayuda. Si los niños quieren, no necesitan de él
para nada. Y si repiten, que es el peor de los casos, caen con otro y enseguida
remontan el vuelo. Perder un año no es un fracaso. Es un error para hacerlo
mejor al siguiente. Así que yo pienso seguir trabajando igual. Haciendo las
mismas cosas. Y Ojalá sea un día lo suficiente hombre para decirme a la cara
qué le pasa conmigo. Aunque lo dudo. Me ve y cruza por la otra calle. En fin,
maestros que ni sienten ni padecen. Están porque es su trabajo y listo.
Bueno guapa, hoy será día de familia. Sobrinos por todos
lados. De comida, paella. Por la tarde iré a ver a mi Málaga. Me gusta ir porque
descargo mucha adrenalina. Que yo no grito ni nada. A lo mejor una jugada muy
polémica sí, pero si no, soy persona tranquila. Pero verlo me encanta. Cuando
meten un gol la celebración es pura energía. Alegría y felicidad por los cuatro
costados, es una cuestión de contagio. Los que están cerca de mi lo viven como
si fuesen sus hijos o hermanos lo que juegan. Meten un gol y parece que hemos ganado
la copa del mundo. Entonces me suelo contagiar y suelo celebrarlo también.
Vuelvo a casa de otra manera. Aunque este año hemos empezado con pocas
celebraciones…que todo hay que decirlo. Pero bueno, ya llegarán.
En fin mamita, voy a dejarte. Marcho a Misa. Después toca
arreglar cocina y a esperar a que lleguen. Te quiero mucho, no lo olvides.
Acuérdate de papá, Isa, Pili, María, Carmenchu, Patricia, Cuñado y JJ. Os
necesitan.
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