jueves, 5 de julio de 2012
6 de julio
Querida mamá:
Ayer fuimos a verte al columbario. Estuvimos en misa y después bajamos a verte. En realidad, y perdóname si te molesta mamaita, me parece una chorrada. Tus cenizas están mezcladas con la madera de tu caja y encima no metieron todas porque no caben, así que ahí lo que hay es polvo que simboliza tu presencia en la tierra para aquellos que te hemos querido. Pero la verdad es que si creemos en lo que nos habéis enseñado desde chicos, tú has resucitado y estás en el cielo. A mi no me hace falta ir al columbario para verte, te tengo presente cada segundo de mi vida, y no te voy a querer más si voy a verte porque ya te quiero con locura. Pero bueno, como es un acto que nos une un poco más porque vamos juntos los hermanos con papá, tranquila que no pongo pegas y voy.
La verdad es que envidio mucho a Inés. Siempre que hablo con ella porque me siento mal cuando papá llora, me suelta unos speak que me digo a mi misma "cuánto sabe mi hermana". Ella tiene la suerte de sentirte, de estar tranquila y tener mucha paz. Yo no mamá. Te siento porque he compartido tantos momentos contigo que los tengo muy vivos. No estoy tranquila porque no consigo quitarme tu cara de auténtica desesperación cuando te diste cuenta que realmente te morías y no tengo paz porque aunque los que te rodeamos hicimos todo lo que sabíamos por ayudarte, creo que te fallamos. Y los médicos especialistas no fueron concretos ni nos ayudaron a comprender y aceptar que realmente te ibas. Quienes les defienden me dicen que ellos no lo sabían, que el cáncer es así. Y yo me lo creo, porque he visto como te ha llevado en ocho meses de la manera más cruel, pero sí que pido que sino lo sabían, no debieron vendernos humo. Porque Juampi me dijo en abril que no te quedaba más de dos meses de vida y yo lloré de desesperación. Me fui a tu oncólogo a escondidas para hablar con él y me dijo que Juampi no tenía derecho a decirme eso. Que tu cáncer mamario y pulmonar estaba controlado y que el cerebral daba muy buenos resultados con la microcirugía. Y aceptamos la prueba. Y sufriste muchísimo. Lloraste desconsoladamente en las tres sesiones. Tuviste pesadilla con la mascarilla que te ponían. Te dejaron marcada y falleciste sólo un mes después. Ya no creo en nada mamá. No creo en nada que transmita optimismo cuando la cosa pinta mal. Porque más que luchaste tú no lo hizo nadie y no ha servido de nada. Por eso no puedo tener paz. No puedo dudar ni cuestionar que estarás mejor al otro lado. Aquí solo te quedaba días de dolor y sufrimiento. Pero te necesitaba y no creo justo lo ocurrido. Por eso no consigo encauzar mi vida. Porque ya nada merece la pena. Me aterroriza pensar lo mucho que me puede quedar por sufrir. Ha sido un catarro con fiebre alta de Pablito y he estado asustada e incluso llorado por no poder estar a su lado... imagínate si nos ocurriese una desgracia más, que por el alto número de personas que formamos la familia, somos candidatos a ello. Nadie me ha preparado para esto mamaita. Nadie. Quizá me debieron decir que la vida no es sólo estudiar, cumpleaños, bodas, bautizos, comuniones, viajes...ect. Quizás debieron prepararme un poquito más para saber afrontar la muerte como algo natural. Porque la tuya me ha bloqueado mi vida. Te adoro, te quiero...Siempre!
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