miércoles, 4 de julio de 2012

5 de julio

Querida mamá: Ayer estuve viendo algunos capítulos más de la serie "5 hermanos" y en uno de ellos parece que me mandaste un mensaje. Hablaba de la muerte y lo hacían con la misma naturalidad que lo hacen aquellos por lo que no han pasado por lo mismo que yo. Sé que no es fácil para nadie perder a una persona, pero está claro que hay vínculos de unión entre las familias muy diferentes. Y el nuestro estaba soldado. Y esa ruptura que ocurrió el día de tu fallecimiento dolió tan fuerte que aún no he conseguido recuperarme. El protagonista de la serie habla con valentía asegurando "que la muerte forma parte de la vida". Y lleva razón. Pero las circunstancias que rodean la muerte es lo que hace que uno se sienta más fuerte, seguro e incluso confiado. Papá perdió a su madre cuando él tenía 70 años. Yo sólo tengo 33. Mi hermano Francisco sin ir más lejos ha disfrutado de ti diez años más que yo. En teoría me deberían de quedar muchas cosas por vivir y solo pienso que no las podré compartir contigo. Aunque me cueste creer que esto ha sucedido, hoy en mis oraciones comprendí que sería soberbio por mi parte decidir algo que corresponde a Dios. Porque Él es el responsable de todo esto. Pero también es verdad que me siento tan desconsolada por tu pérdida que no puedo dejar de pensar que ha debido de ser un error. Mamaita, recuerdo haber pensado en alguna ocasión que la vida me iba a poner cuidarte tus últimos días. Lo pensaba mientras lavaba a Tata Ana, le ponía los pañales de la noche o la acostaba. Recuerdo que pensé que posiblemente tendrías un final difícil y que por lógica, a ser la hermana soltera, me tocaría a mi. No me agradaba la idea, pero tampoco la rechacé. Cuando supimos en septiembre que tu cáncer se había activado, no dudé en ningún momento que yo quería hacerme cargo de ti. Aún recuerdo lo que sentí cuando Inés me llamó para decirme que tenías cáncer otra vez. ME derrumbé en mi habitación y grité tan fuerte que se escuchó en toda la casa. Sólo me faltó un segundo para saber que yo quería compartir contigo todos tus momentos. Los buenos y los malos. Pero siempre pensé que nuestro camino sería más largo. Me ha sabido a poco mamá. Estar contigo estos ocho meses piel con piel, me ha sabido a muy poco. Es un privilegio y un honor poder cuidar de otras personas porque las enseñanzas de vida no están pagadas. Me has dado lecciones de vida no escritas en ningún libro. Recuerdo prácticamente cada día de los últimos meses. Recuerdo tus caras, tus sonrisas, tus miradas, tus palabras, tus besos, tus historias, tus regañinas, tus enfados... lo recuerdo todo y con ello me quiero quedar. Ojalá algún día pueda formar una familia mamaita, ojalá pudiese hacerlo sólo para intentar darles todo lo que tú me has dado. Te morías de dolor y me consolabas a mi por mis chorradas. Te consumía el cáncer sin dejarte hablar y consumistes tus últimas palabras para decirme que no dijera palabrotas cada vez que te día "te quiero mucho coño", fuiste capaz de sonreir tan sólo un día antes de entrar en coma para hacerte una foto conmigo. No sabía que estabas tan mal, pero yo sé que tú si lo sabías. Y lo hiciste. Lamento profundamente mamá que los médicos no supieran encontrar la forma de parar tu enfermedad y aliviar tu dolor. Lamento no poder tenerte a mi lado e estos momentos en los que tengo tanto miedo a lo que me queda por vivir, lamento tantas cosas... aunque pienso que Dios sabe más. Te cuelgo esta foto que tanto me gusta. Inesita está preciosa, como ahora. Creo que ha tenido mucha suerte de poder compartir contigo tantos momentos intensos. Ella ha sido otra gran privilegiada y estoy segura que le hará mucho bien para el día de mañana. Te quiero con locura, lo sabes...pero no lo olvides.

No hay comentarios:

Publicar un comentario