viernes, 1 de febrero de 2013

1 de febrero: empiezo febrero mejor que termino enero.


Querida mamá:
Pues por fin voy a poder escribirte unas buenas letras. Anoche recibí buenas noticias…parece que me sale algo, ya era hora. Estoy convencida que tienes algo que ver en todo esto…lo sé, porque cuando estábamos juntas, siempre que me veía asfixiada, aparecías para darme los consejos y soluciones. Siempre, de verdad. Y ahora, pues no ibas a ser menos. Y ya que me veía más para allá que para acá…has aparecido. Te sentí al leer el email. Gracias mamita.
Ayer me pasé tres horas de la mañana arreglando cosas de la casa. Yo no sé cómo podías tirar adelante con todo mamaíta. Desde que no estás son muchas las veces que me he puesto para arreglar habitaciones, armarios, repisas…por Dios cuántas cosas tenemos. Ayer me puse con la que era la habitación de Juampi y el cuarto de la plancha. Arreglamos los tres armarios (Reme estaba conmigo) y las dos repisas. Aprovechamos para quitar polvo en libros, cuadros y cambiar la ropa de la cama. Total, que cuando me dí cuenta eran cerca de las 2 y no me había ni duchado. Se me pasó el día volando. Porque antes de ponerme había dejado la comida hecha y solucionado algunas llamadas y papeles pendientes que tenía. En realidad sigo teniendo algunas cosillas pendientes, pero ya le veo color a las cosas….todo hay que decirlo.
Miedo me da mi cuarto, que no tengo por dónde cogerlo. Ya tengo media habitación perfecta. Limpia y super ordenada. Pero la otra media…parece que ha entrado un huracán por ella… cada vez que la miro me acuerdo de ti. Todas las noches, cuando pasábamos al salir del ascensor me decías “tienes la habitación más grande de la casa y necesitas más espacio que nadie” y es verdad mamita. Y eso que he dejado de coleccionar muchas cosas y he regalado muchas, muchas cosas. Pero sigo teniendo mucho de todo. La verdad hay que decirla.
En fin mamita, hoy tengo una tutoría en el cole de uno de mis niños y luego me meteré otro rato en mi habitación. A ver si poquito a poco soy capaz de quitar todo de en medio y hacer que mi habitación parezca un lugar habitable. Aunque la realidad es que no me corre prisa porque creo que mientras viva en esta casa, voy a dormir en tu cama. A veces la almohada me sigue oliendo a ti y me hace sentirte más cerca aun durmiendo en tu lugar.
Te quiero mamita. No me olvides. Ni a Pili.   

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