Querida mamá:
Ando desde hace varios días metidas en esos “follones” como
tú misma los llamabas…esos líos que me hacen pensar una y otra vez en cómo
puedo hacer por seguir ayudando a los demás. Ahora estoy de lleno con la
Academia, quiero sacarla adelante. Saldrá.
Pero otros de mis proyectos es colaborar con sonrisas
Bombay. Si todo me cuadra, montaré un festival para recaudar fondos. No es algo
que tenga hecho ya, ni mucho menos. De momento estoy estudiando el proyecto de
cómo hacerlo, quién podría participar y dónde sería. Además, me interesa poder
promocionarlo bien para que vayan muchas personas. Sé que si doy el paso
definitivo, lo voy a lograr.
Pero si hay algo que me frustra. Precisamente Sonrisas
Bombay, su fundador, “pide” a bombo y platillo la felicidad. Él asegura que la
felicidad es mucho más fácil de lo que pensamos. Pero yo siento que algo ha
cambiado en mí que no voy a poder recuperar nunca.
Algunas personas me dicen que es pronto, que es poco tiempo
el que ha pasado…pero es que yo siento que con tu marcha se ha ido toda esa
alegría y felicidad que yo tenía. Tú sabes mamita lo mucho que he sufrido
siempre, la de golpes que me ha dado la vida…pero también sabes que he sido muy
feliz. Me acuerdo una vez que le dijiste a unos amigos tuyos “la Nenita es Teresa
de Calcuta, por eso es feliz de cualquier manera”. A mí eso me impactó escucharlo de ti, y lo llevé por bandera durante mucho tiempo. Y es verdad
mamaíta que siempre he sido feliz. Tengo recuerdos de sensaciones que sé nunca
más podré sentir. Por mucho tiempo que pase, tu enfermedad, tu dolor, tu
sufrimiento y nuestros últimos quince días en el hospital…se han llevado lo que
yo llamo “la chispa” de la felicidad.
La vida continua, y es una suerte saber que la tenemos y es
por eso que yo quiero seguir disfrutándola…es por eso que yo quiero seguir
viviéndola y es por eso, que con mejor cabeza, quiero seguir haciendo lo que
siempre me ha gustado hacer, estar ahí para los demás. Pero el proyecto de
Sonrisas Bombay exige sonrisas, y la mía es superficial. Muchas veces me doy
cuenta que estoy hablando con un niño, me está contando algo gracioso y mi
interior está apagado… sin ganas de formar parte de ese buen momento. Sé, que
la labor que desempeño ahora, me obliga a estar bien para que los niños lo
puedan ver reflejado. Y es por eso que no voy a dejar de luchar por seguir
adelante…pero, mucho me temo, que la felicidad auténtica se acabó el 24 de
mayo del 2012, a las 18:20 que fue cuando escuché tu último suspiro.
No voy ni puedo olvidarte nunca mamá. Necesito decírtelo y
necesito saber que lo sabes. No me olvides mamita. Ni a Pili. Te quiero.

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