Cartas a Mamá: 25 de abril: Un gran día en un día especial

Querida mamá:

No sé cómo empezar… creo que la palabra que mejor define lo que ocurrió ayer es MILAGRO. En tu aniversario, en la tristeza de recordar con más detenimiento que hacía once meses que no podía compartir contigo besos, abrazos, confidencias y momentos especiales…te sentí dentro de mí. La noche anterior te había escrito dándote las gracias por todo lo que haces por mí, a sabiendas que no me estabas ayudando con lo del aval porque consideraba que me estabas dando un escarmiento. A las 8:35 de la mañana todo volvía a su ser. Se acabó mamá. Se acabó y fue un milagro. Porque la tarde antes, a las 16;50 y estando en la academia, había recibido una llamada que califico de “amenazante”. Me dejó destrozada el resto de la tarde. Me sentí mal y sobre todo enrabietada con la justicia. Pero se acabó mamita. Se acabó. Y aquí zanjo el tema. Te doy las gracias de corazón, porque una vez más tú y papá me habéis demostrado ser los mejores padres posible. Porque con vuestro ejemplo de amor, humildad y humanidad hacéis que siga pensando que todo es posible con vosotros…

Y llegó la tarde. Daniel Grao, Macarena Astorga y Sensi Nuevo estuvieron en la academia. Estaba nerviosa desde por la mañana. Quería que todo saliese bien. Que los niños se comportaran, que Daniel sintiese que el tiempo que iba a emplear, de su corta estancia en Málaga, merecía la pena invertirlo en mi academia. No pude comer. No me entraba ni el agua. A las 15:30 ya estaba yo en la academia con algunos más pequeños haciendo los deberes y repesando los temas. La visita sería a las 5 y con casi total seguridad, después no continuarían las clases. Los niños me trasmitían nerviosismo y no era capaz de calmarlos porque tenía un nudo en el estómago. Sé que sabes que no te miento mamá, siempre estabas presente en mí. Te hablaba diciéndote que Daniel venía de camino gracias a ti. Y mira que sé que Daniel no es nada religioso, pero sí un hombre de libre pensamiento, hombre sensible…y sé que a raíz de ahí has conseguido sensibilizarlo para que viniese. Porque no puedo olvidar que salió de él venir a vernos, porque no puedo dejar de pensar, que las últimas imágenes que vimos las dos juntas por TV fue en el hospital el 16 de mayo y precisamente fue la serie Luna, su último capítulo de temporada. Porque veías a Pando y decías ver a tu hijo Raúl. Parecido mamita que ayer pude encontrar. Quizá porque le miraba con tus ojos y no con los míos.

La visita fue maravillosa mamá. Los niños quedaron encantados, ellos por lo que me explicaron, también. Felices de haber venido, de haber compartido su tiempo con nosotros. Para mi proyecto, es vital la motivación. Ellos saben que doy todo lo que soy para que cumplan sus metas. Me desvivo para que no dejen de estudiar, me desvivo para que luchen por sus sueños, me desvivo para que encuentren ilusiones en sus vidas… me desvivo por hacer entender a todos, que todos merecemos una segunda oportunidad. Muchos de estos niños están “marcados”, “señalados” con tan solo 10,11,12-15 años. Niños que están en peligro de exclusión social y educativa, casi siempre por el hecho de venir de donde vienen. Y es tan injusto esto, me parece tan cruel que necesito hacer todo lo que esté en mi para ayudar a tantos como pueda. Pero vamos mamita, que esto tú lo sabes de sobra. Me encantaba siempre que me comparases con Teresa de Calcuta. Lo hacías con la boca bien grande de orgullo. Siempre que te preguntaban por mi decías lo mismo; mi Nenilla se cree que es “Teresa de Calcuta”. Y ni mucho menos mamita, sabes perfectamente que siempre te decía “no mamá, Teresa de Calcuta no” simplemente soy una persona educada en el amor, humildad y humanidad que predica con vuestro ejemplo, el tuyo y el de papá.

Te voy a dejar algunas de las fotos de ayer, para que disfrutes como lo hice yo. Sueño cumplido de conocer a Daniel, ahora me toca Jaume. El otro eslabón de unión contigo. El tiempo pasa deprisa mamá, muy deprisa… vivir estos momentos será lo que me lleve el día que me toque reencontrarme contigo. Te quiero mucho, no lo olvides nunca. No me olvides, ni a Pili.