miércoles, 15 de mayo de 2013

15 de mayo: tristes recuerdos los de ayer...

Querida mamá:
Ayer fue un día raro, largo, complicado, difícil… cansino. No sabría explicarte el por qué de casa cosa… solo que lo fue. Vamos, como que no pude quedarme dormida hasta pasada las 4:30 de la mañana. Ayer papá se pasó prácticamente todo el día en el colegio de Médicos, cuando llegó estaba llorado, siempre está llorando, pero hizo un comentario sobre tus últimos días que me hizo recordar una imagen tuya que necesariamente quiero olvidar. Salí de vuestro cuarto con tanto dolor como el del día que nos dejaste para siempre. No pude contener las lágrimas, no sabía con quien hablar. Se lo pedí a Inés, ella siempre tiene las palabras adecuadas, pero cuando me respondió ya se me había pasado un poco el disgusto. Siempre que recuerdo tu gesto de impotencia minutos antes de ser sedada me muero por dentro. No hablabas, llorabas de rabia porque no te querías morir, y así te quedaste en coma. Llorando porque no querías dejarnos. El estar contigo las 24 horas, como estuve, tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas. No me perdí nada de ti y procuro recordar las cosas buenas para poder coger fuerzas y seguir. No me queda otra. Papá ha tirado la toalla. Yo lo sé. No se da cuenta que cada día lo necesito más, pero lo entiendo. Él ha vivido toda su vida contigo y piensa, aunque esté rodeado de todos nosotros que ya no tiene nada más que vivir. Aunque creo que se equivoca porque sus nietos le necesitan muchísimo, lo puedo llegar a entender.
Pero yo solo tengo 33 años mamita, por mucho que llore, por mucho que me cabree con Dios y le pregunte continuamente el porqué de haberte llevado de la manera que lo hizo, tengo que aprender a canalizar este terrible dolor porque tengo que seguir viviendo. Mejor o peor… pero viviendo. Me propuse el día que te marchaste acabar con mi vida de materialista. Se acabaron las compras absurdas, porque nada de eso me voy a poder llevar el día que me muera. Procuro hacer gestos que marquen la diferencia. Ayudar al que tengo más cerca, colaborar con causas solidarias en definitiva vivir haciendo al bien sin mirar a quien.
Estás siempre conmigo, las 24 horas del día. Te hablo continuamente. No te siento como Inés dice sentirte, pero es que yo creo que tengo tanto dolor y rabia acumulada que por eso no tengo paz interior. Sin embargo sé que estás aquí, que me ves, que me oyes, que me lees… necesito sentir esa fuerza que me dabas para no pensar en tus últimos momentos y quedarme con tus lecciones de vida. Necesito sentir que te sientes orgullosa de lo que hago porque en vida lo hacías. Necesito sentir que me sigues protegiendo, que no estoy sola y que velarás por mí.
Hoy toca nuevo día. Tengo que terminar de escribir el libro. Si no lo hago no puedo presentarme al concurso literario y será una pena porque sigo creyendo que la idea que estoy plasmando es muy buena. Espero poder decirte mañana que lo terminé.
Te quiero mucho mamita, no me olvides guapa. Ni a Pili por favor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario