domingo, 27 de abril de 2014

27 de abril: Domingo de pilas cargadas...


Querida mamá:

Fíjate las horas que son y aún no me había podido sentar en el ordenador. Me he despertado con las pilas recargadas al 200% y no he parado un momento.  Papá como cada domingo me pone el despertador a las 8. Por eso muchas veces te digo que cualquier día es igual para mí. Cambian algunas cosas pero no mi rutina de despertar. Aunque tengo que reconocer que me he hecho la remolona en la cama hasta las 9 que es cuando finalmente me he decidido a levantarme. Ducha, desayuno, camas, cocina y a Misa. Después de Misa me había propuesto arreglar la habitación definitivamente. Cada día he ido arreglando un poco y ya no podía demorar más. Y eso he hecho. Arreglar y recoger. Cambiar la ropa de los armarios y puesta ya, he arreglado mi biblioteca personal de libros. Mientras limpiaba y colocaba en orden los libros me he ido acordando de ti. Tengo tres que me regalaste en los últimos reyes. Me acuerdo, que mientras hacías natación yo me quedaba en el poyete leyendo un libro. Muchas veces me decías “te vas a comer el libro. 
Cualquier día me ahogo y no te enteras con la lectura”. Y es que me encanta leer mamita. No puedo remediarlo. Es como ver una peli en mi cabeza. Soy capaz de visualizar los detalles, sentir lo que quiere el autor que sienta el lector. Me meto en el papel y me cuesta salir de él. Ahora leo mucho menos. Ni una cuarta parte de lo que lo hacía antes. Tengo que esperar el momento oportuno para hacerlo. Precisamente el viernes, en el trayecto ida y vuelta de Sevilla me leí un libro entero.  Esos son mis momentos. Por la noche, cuando me meto en la cama pocas veces soy capaz de leer más de dos páginas seguidas. Entro tan sumamente agotada que no aprecio la lectura del libro. Por eso he decidido los domingos ponerme un rato de lectura. Me viene bien, me ayuda a despejarme y es un hobbie que me encanta. La lectura me ayuda en todos los sentidos y no debo dejarla de lado.

Y por esto es por lo que te he escrito más tarde. Pero yo sé que tú me perdonas. Precisamente porque te encantaba cuando tenía la habitación recogida. Siempre me decías “así sí”. Pero es que me sigue pasando lo mismo guapa, mi habitación es un almacén. Tengo todo ahí guardado. Los regalos de cumpleaños, los regalos del 6 de enero que ya he comprado, las cosas de la asociación, los papeles…y a eso, súmale mi ropa, mis libros, mis peluches, mis películas y discos. Y Sí, sí… mis zapatillas deportivas. Aunque el mueble ha disminuido, he regalado muchas. Pero otras me cuesta la vida… me traen muy buenos recuerdos y siempre tengo unas zapatillas deportivas en mis pies…nunca se sabe cuándo voy a usarlas.

En fin guapa, te dejo que voy a hacerle la comida a papá. Esta tarde me toca la tarde de trabajo. Doy clases y tengo que preparar la agenda de la semana. No serán fáciles los días que me quedan, lo bueno es que el cole termina el miércoles y eso me alivia a la hora de los exámenes. Pero la cena, los ensayos, las tutorías, reuniones… veremos a ver como encajo todo en tres días.


Te quiero mucho guapa, lo sabes. No te olvides de mí. Acuérdate de papá, Isa, JJ, Cuñado y Pili. Sobre todo, Pili. 

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