Querida mamá:
Fíjate las horas que son y aún no me había podido sentar en
el ordenador. Me he despertado con las pilas recargadas al 200% y no he parado
un momento. Papá como cada domingo me
pone el despertador a las 8. Por eso muchas veces te digo que cualquier día es
igual para mí. Cambian algunas cosas pero no mi rutina de despertar. Aunque
tengo que reconocer que me he hecho la remolona en la cama hasta las 9 que es
cuando finalmente me he decidido a levantarme. Ducha, desayuno, camas, cocina y
a Misa. Después de Misa me había propuesto arreglar la habitación
definitivamente. Cada día he ido arreglando un poco y ya no podía demorar más.
Y eso he hecho. Arreglar y recoger. Cambiar la ropa de los armarios y puesta
ya, he arreglado mi biblioteca personal de libros. Mientras limpiaba y colocaba
en orden los libros me he ido acordando de ti. Tengo tres que me regalaste en
los últimos reyes. Me acuerdo, que mientras hacías natación yo me quedaba en el
poyete leyendo un libro. Muchas veces me decías “te vas a comer el libro.
Cualquier día me ahogo y no te enteras con la lectura”. Y es que me encanta
leer mamita. No puedo remediarlo. Es como ver una peli en mi cabeza. Soy capaz
de visualizar los detalles, sentir lo que quiere el autor que sienta el lector.
Me meto en el papel y me cuesta salir de él. Ahora leo mucho menos. Ni una
cuarta parte de lo que lo hacía antes. Tengo que esperar el momento oportuno
para hacerlo. Precisamente el viernes, en el trayecto ida y vuelta de Sevilla
me leí un libro entero. Esos son mis
momentos. Por la noche, cuando me meto en la cama pocas veces soy capaz de leer
más de dos páginas seguidas. Entro tan sumamente agotada que no aprecio la
lectura del libro. Por eso he decidido los domingos ponerme un rato de lectura.
Me viene bien, me ayuda a despejarme y es un hobbie que me encanta. La lectura
me ayuda en todos los sentidos y no debo dejarla de lado.
Y por esto es por lo que te he escrito más tarde. Pero yo sé
que tú me perdonas. Precisamente porque te encantaba cuando tenía la habitación
recogida. Siempre me decías “así sí”. Pero es que me sigue pasando lo mismo
guapa, mi habitación es un almacén. Tengo todo ahí guardado. Los regalos de
cumpleaños, los regalos del 6 de enero que ya he comprado, las cosas de la
asociación, los papeles…y a eso, súmale mi ropa, mis libros, mis peluches, mis
películas y discos. Y Sí, sí… mis zapatillas deportivas. Aunque el mueble ha
disminuido, he regalado muchas. Pero otras me cuesta la vida… me traen muy
buenos recuerdos y siempre tengo unas zapatillas deportivas en mis pies…nunca
se sabe cuándo voy a usarlas.
En fin guapa, te dejo que voy a hacerle la comida a papá.
Esta tarde me toca la tarde de trabajo. Doy clases y tengo que preparar la
agenda de la semana. No serán fáciles los días que me quedan, lo bueno es que
el cole termina el miércoles y eso me alivia a la hora de los exámenes. Pero la
cena, los ensayos, las tutorías, reuniones… veremos a ver como encajo todo en
tres días.
Te quiero mucho guapa, lo sabes. No te olvides de mí. Acuérdate
de papá, Isa, JJ, Cuñado y Pili. Sobre todo, Pili.
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