lunes, 13 de agosto de 2012

14 de agosto

Querida mamá: Llegó el día. Salgo con papá destino Torreciudad. Lo haremos esta tarde para llegar por la noche. Serán cuatro días para estar con tus nietos los madrileños, tu hija Inés y con tu yerno Miguel y para compartir momentos espirituales que sólo en aquel precioso lugar donde tiene un gran santuario podremos alcanzar. Estuve hace once años, pero no sé por qué no consigo recordarlo. Creo que tendrá algo que ver las muchísimas veces que entré después por quirófano y las veces de más que tuve que estar ingresada. Así que voy con el máximo interés de quedarme con todos los rincones de aquel bello lugar, de pasar tiempo (más aún) con mis sobrinos a los que luego no puedo casi ver por la distancia y para ver si me rencuentro conmigo misma, que quizá esto vaya a ser lo más difícil. Yo espero que a papá le venga esto bien. No creo que suceda un milagro de la noche a la mañana, pero a ver si por lo menos conseguimos que no llore tantísimo como lo hace. A ver si con la distracción de los nietos logramos que al menos encuentre alguna razón que le haga estar, como yo estoy, pero no llorando todo el tiempo. Espero poder cumplir con mi carta. Para mi es el método que tengo de estar en conexión directa contigo. Mientras te escribo te estoy hablando y contando todo lo que ocurre. Mientras te escribo te estoy hablando y contando todo lo que ocurre. Y eso me ayuda mucho. Porque cuando me ocurre algo siempre pienso “tranquila, se lo cuentas esta noche a mamá”. No me importan lo que piensen… me importa que realmente me siento bien escribiéndote y que creo que tú estás esperando mi carta todos los días. Te imagino sentada con tus piernas en alto, no porque te sigan doliendo sino porque creo que han sido tantos años con la misma postura que quizá hasta te sientas mejor con tus piernas estiradas. Alrededor me imagino al abuelo Paco, a Tata Ana y Tata Concha, al abuelo Luis, a Jaime, el primo Carlos, a Tito Pepe… a todos escuchando para saber cómo van las cosas según mi punto de vista. Te imagino toda orgullosa explicándoles a unos y otros quienes son tus nietos, los estudios de tus hijos…tu ojito derecho. En definitiva, todo lo que tú hacías aquí pero ahora allí. No tengo ni que decirte que mejor que siguieras aquí, pero como Dios ha tomado esta decisión… me tengo que conformar con saber que cuando él mande, volveremos a estar juntas. Te quiero con locura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario