jueves, 30 de agosto de 2012

31 de agosto

Querida mamá: El día de ayer fue terrible. Es de esos días que yo siempre te decía…es mejor no haberme levantado. Pues de esos. La gente siempre me dice que soy demasiado buena y que por eso me ocurre lo que me ocurre. Cuántas veces me lo dijiste tú también. Me llamabas “Teresa de Calcuta” con la única diferencia que yo no tengo el respaldo institucional de la Iglesia por detrás. Pero la verdad es que fui educada en valores de solidaridad y humanidad ante el “débil”, ante el necesitado. De ahí que me tuviese que estudiar para enseñarme las obras de misericordia, espirituales y corporales. Que de paso las recuerdo; Obras de Misericordia "Espirituales"  Enseñar al que no sabe, Dar buen consejo a quien te lo pide, Corregir al que se equivoca, Perdonar las injurias, Consolar al triste, Tolerar los defectos del prójimo y Rogar por los vivos y muerto Obras de Misericordia "Corporales"  Dar de comer al hambriento, Dar de beber al sediento, Vestir al desnudo, Visitar al enfermo, Visitar al preso, Dar posada al peregrino y sepultar a los que mueren. Total, que me paso el día haciendo el bien por los demás, pero la realidad es que la sociedad no es lo que era y cada vez miramos más por nosotros y olvidamos muy pronto lo que han hecho por ayudarnos. La gente olvida muy rápido todo y aunque una no hace las cosas para que se lo agradezcan, lo que menos puede esperar encima es una falta grave hacia la persona. Cada vez que me dicen que soy muy buena y que me paso y por eso peco de tonta, siempre pienso lo mismo. No puedo cambiar. No tengo maldad. Me puedo enfadar en un momento puntual por algo que me hayan hecho, pero a traición yo no hago las cosas y luego no soy capaz de hacer “sufrir” a la otra persona aunque se lo merezca. Por esta razón me llevo más disgustos y enfados y por esta razón me duelen más las cosas. Me entrego en demasía a los demás y ellos sólo se entregan hasta que les conviene. También es cierto aclarar que no todo el mundo. Así que ya vez mamita, otra vez de bajón y a la esperar de recuperarme de nuevo. No es fácil sobrellevar estos “golpes” sin tu presencia. Porque en momentos así me consolabas, me apoyabas, me animabas y me decías una vez más lo que tenía o no que hacer. Pero como siempre te digo, tranquila que siempre sale todo. Sigue disfrutando de tu nueva vida, no te olvides de quienes sufrimos tu ausencia y por supuesto sigue recordando continuamente que te quiero con locura.

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