Querida mamá:
Pues ya estamos a viernes. Me parece
mentira que en menos de 24 horas esté de camino a Orlando. Esta semana ha sido
tan difícil y complicada que hoy es de esos momentos que dice una…”me lo he
ganado, el viaje me lo he ganado”. No sé si es por auto convencerme que hago
bien o si porque realmente siento que merezco esas vacaciones de las que espero
desconectar sí o sí.
Ayer el día terminó con la celebración
del cumpleaños de Pacololo. En un principio no íbamos a hacer nada porque se
celebran los tres cumples de los hermanos juntos, pero Ana pensó que el niño
empieza a darse cuenta y que por lo menos soplara unas velitas. Así que citó a
los hermanos en casa y cenamos todos. Yo llegué de la academia pelín tarde y
había quedado a las 9 con los del club de lecturas para chatear, pero bueno,
como pude hice todo. Eso sí, cuando se fueron me entraron ganas de llorar, yo
que estoy acostumbrada a tener la casa recogida de lunes a viernes, cuando la
vi anoche…qué desesperación… que lo entiendo perfectamente, son muchos niños y
muy pequeños…pero ayer murió hasta el mando de la TV. Cada vez que entraba de
la cocina al salón y veía a un niño en un sillón de pie me decía “no les
regañes más que al final pasarás a ser la tita mala”. Mira que sus padres dicen
que eso no lo hacen en su casa, así que pensarán “allí no me dejan, lo hago
aquí”. Y yo venga recoger cojines y fundas de sillones. Cuando se fueron me
dije “tranquila, mañana recogerás” pero cierto es que barrí los trozos de pan y
tarta que había caído de manera minuciosa por todo el suelo, ya que me podía
más el pánico de que viniese un ratón al cansancio.
Por lo demás bien, hice mis gestiones
durante el día y aunque voy un pelín contracorriente con el tema de viaje, creo
que dejaré todo cerrado antes de irme. Creo que casi seguro que sí. Vamos a
ver. Todavía me queda la noche de hoy.
En fin guapa, te dejo que voy a “empezar”
el día. Te quiero, no me olvides ni lo olvides. Acuérdate de papá, Cuñado y JJ.

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